Hace tiempo que no escribo y es que verdaderamente no he tenido ninguna gana de escribir. Desde el mes pasado, Venezuela se encuentra sumida en un periodo crítico de su historia. Pero como no quiero politizar mi blog, no voy a hablar de ello ni de mi posición acerca de los acontecimientos. Los que me seguís y los que me conoceis sabéis que allí tengo a una segunda familia y, por tanto, lo que allí ocurre, me preocupa. Y, así, hablar en estos días de los últimos modelitos que se lucían en los Oscars, en los Bafta o en cualquier otra fiesta me parecía un poco vacío, un poco superficial... Pero no creais que no lo he seguido; todavía recuerdo lo guapísima que iba Angelina Jolie, vestida con un traje de corte masculino, del brazo de su querido Brad Pitt; o cada una de las fantásticas apariciones de la nueva estrella de Hollywood, Lupita Nyong'o...
Pero del mismo modo que hoy no os voy a hablar de la situación de Venezuela, tampoco os voy a hablar de moda. Hoy quiero hablaros de una estupenda exposición que está teniendo lugar en la Sala de Exposiciones de San Benito, aquí, en Valladolid.
Cuando me preguntan si no echo de menos mi vida en Madrid, siempre contesto que no tanto; quizá sí, un poco, mis visitas a las distintas exposiciones que recorrían la ciudad. Valladolid es una gran ciudad, llena de vida cultural. Quizá no con esas macroexposiciones de Madrid pero sí con algunas que te pueden llegar a sorprender muy gratamente. Valladolid está llena de pequeñas salas de exposiciones, museos e iglesias. La cultura y el arte son uno con la ciudad.
Ayer pasé por el centro de la ciudad y al ver que había nueva exposición en la Sala de San Benito, me decidí a entrar. Entrar allí es un viaje al pasado, un viaje a la América de inicios del S. XX. Allí nos encontramos con 60 fotografías, originales del padre de la fotografía social moderna: Lewis Hine; e incluso con la película de Nina Rosenblum, "América y Lewis Hine".
Nacido en Oshkosh (Wisconsin, USA), Hine dedicó toda su vida a la fotografía social. Puso su objetivo al servicio de la investigación sociológica y estableció relaciones de trabajo con asociaciones benéficas y revistas que denunciaban las necesidades de los más desfavorecidos. En los primeros años del S. XX emprendió un estudio sistemático del fenómeno de la inmigración tomando a Ellis Island como el lugar por excelencia de encuentro entre las diversas culturas y necesidades similares. Para los recién llegados, le precariedad de su llegada al nuevo país y el traslado a una sociedad y una cultura diversas de las de su origen, supusieron para ellos casi siempre problemas de comunicación y grandes esfuerzos para afrontar dificultades y obstáculos de todo tipo. Este lenguaje iconográfico es usado para subrayar la identidad comunitaria y el asentamiento urbano como se aprecia en las fotografías de los rincones angostos y sobrepoblados de Chinatown, de tiendas de alimentación del ghetto hebreo, de la salas de baile de Harlem, de las fiestas religiosas de las comunidades regionales de Little Italy... Estas "áreas de influencia cultural" se formaban casi naturalmente, sin ninguna proyectación, sólo aquella que había "guiado" las "cadenas migratorias" a conquistar diariamente nuevos espacios y nueva fuerza social como había sucedido en tantas ciudades americanas y, en modo particular, en Nueva York que veía a sus barrios colorearse según las necesidades.
En torno a 1906 fue contratado por la revista Charity que lo envió a Pittsburgh para un verdadero estudio sociológico/etnológico de la ciudad industrial. En 1907, el Comité Nacional por el Trabajo Infantil le encargó documentar el trabajo a domicilio muy difundido entre los inmigrantes que vivían en las barracas populares de Nueva York. Su contribución al Comité fue cada vez más intensa en los años sucesivos, en los que viajó a diversos estados de USA para tomar imágenes de denuncia del trabajo infantil tan potentes que se convirtieron en un apoyo fundamental para hacer presión y cambiar las leyes. Niños vendedores de periódicos, niños recolectores de algodón, niños mineros... todo fue reflejado a través de su cámara.
Las imágenes producidas en este período atestiguan con rara lucidez y fuerte impacto sociológico el infame sistema de las fábricas clandestinas, de los laboratorios de sudor (the sweating system) que producía efectos devastadores sobre los obreros, las mujeres y los niños.
En 1918 comenzó a trabajar para la Cruz Roja Americana, lo que le llevó a Europa y a captar imágenes de la Gran Guerra y sus consecuencias.
A su vuelta a Estados Unidos hizo muchas reflexiones sobre el lenguaje fotográfico, las modalidades y los objetivos de su utilización, amplió su búsqueda y acentuó el aspecto artístico y simbólico de sus obras, creando el concepto de "Fotografía Interpretativa". El deseo de inyectar una proximación positiva en sus fotografías lo lleva a enfatizar la figura humana en el interior del sistema industrial en una serie de retratos de gran espesor y dignidad, pero de escaso valor comercial. Afrontó años económicamente difíciles hasta que en 1930 se le encargó fotografiar las obras de construcción del Empire State.
En 1932 publicó un libro "Men at Work", con el que ganó el premio al mejor libro de la Child Study Association. Siguieron años de altibajos económicos hasta 1938 cuando un artículo de Beaumont Newhall aumentó el interés por su obra por parte de Berenice Abbott y Elizabeth McCausland que se propusieron promover una muestra itinerante en diversas sedes expositivas.
El 4 de Noviembre de 1940, un año despues de la muerte de su mujer, muere Hine. Su hijo donó todo su trabajo a la asociación neoyorkina independiente. Como podéis comprobar, toda una vida dedicada a reflejar la sociedad que le rodeaba a través de su cámara. Pero lo mejor es que disfrutéis con su obra. Y si tenéis la oportunidad, recordad que esta exposición estará hasta el 27 de abril en San Benito.