Parece ser que la principal causa para su detención fue que el Batmóvil no llevaba una matrícula válida de Maryland, sino su famoso símbolo del murciélago... No obstante, se salió con la suya y no recibió una multa, sino un apretón de manos, unas fotos con los señores policías y un aviso de que la próxima vez ni Robin ni Alfred le salvarían de llevarse una multita.
En realidad, Batman se dirigía a un hospital infantil a entretener a los niños. Como veis, Batman ya no se dedica a pillar a los hombres malos sino a hacer felices a niños ingresados. Y su Batmóvil es un lujoso Lamborghini negro, al que cambió la matrícula trasera para hacer su papel más creíble a los ojos de los niños. Pero, no obstante, Batman sigue manteniendo su condición de millonario; aunque ya no es Bruce Wayne, sino Lenny B. Robinson (aunque esa B es la B de Batman...)
Lenny es un hombre de negocios hecho a sí mismo, de 48 años, que se disfraza de Batman de los pies a la cabeza para ayudar a esos pequeños héroes que luchan contra el cáncer y contra otras duras enfermedades.
Comenzó a interesarse en la figura de Batman por su hijo, que estaba obsesionado con este héroe del cómic. De hecho, le llamaba cariñosamente Batman. Y, finalmente, la obsesión se hizo también con él. Ahora Lenny se dedica a visitar hospitales; e, incluso, colegios para advertir a los niños de los problemas del bullying.
Batman Y Wonderwoman en el hospital |
Lenny siempre lleva regalos a los niños: camisetas, libros, recuerdos de Batman... que él mismo firma como Batman y que él desembolsa de su bolsillo. Aproximadamente al año se gasta unos 25.000 dólares en detalles para los niños, a los que hay que añadir los 5.000 dólares que le costó el traje hecho a medida. E incluso parece que ha mandado fabricar una réplica exacta del Batmóvil. No hay nada que detenga a este hombre en su afán de devolver la alegría a los niños.
Sinceramente, habrá gente que le considere un loco. Yo sólo pienso que serían necesarios muchos más Lennys Robinson para hacer de este mundo un sitio mejor.