viernes, 16 de diciembre de 2011

Los Roques: Un Paraíso En Medio Del Caribe

     Hoy he salido a la calle y casi me lleva una ráfaga helada de viento. 
     Sí, lo sé; es la época de pasar frío, de quedarse en casa, en el sofá y  con la mantita mientras se ve una peli. Y estoy encantada con ello. Pero no sé por qué, de repente, me ha venido a la cabeza mi viaje a Los Roques (Venezuela) Esas playas de arena blanca, bañadas por aguas que poseen todos los azules del Pantone... Por desgracia, en España, no hay aguas como esas. Las más parecidas las encontré en Formentera pero a diferencia de Los Roques donde mi vista se perdía en la inmensidad del gran azul, en Ibiza y Formentera se me perdía en una infinidad de yates, lanchas, barcas y barquitas... No, no es lo mismo. Pero aún así estas aguas mediterráneas siguen siendo uno de mis paraísos favoritos. Un lugar donde me gusta perderme... porque es allí donde encuentro la paz y la tranquilidad tan ansiadas. No sé si será por el mar o porque la isla de Ibiza está regida por  Escorpio como yo... Pero, bueno, esto es otra historia y aquí estoy para hablar de mi día en Los Roques.

     A Los Roques llegué en un vuelo desde Maiquetía (Caracas) Lo llamo "vuelo" porque el aparato volaba pero si he de ser sincera, tenía demasiado sueño como para sentir miedo. Si no hubiese sido por eso, hubiese sentido miedo, mucho miedo. Eso se lo dejé para mi compi de viaje, Vivi. Imaginaos que era un vuelo como para unas 15 personas; el interior sin ningún tipo de lujo ni arreglo, casi desvencijado, diría yo; y el capitán giraba la cabeza para darnos la bienvenida y desearnos buen viaje. Nada más comenzar el vuelo hice lo que mejor se me da: dormirme; y menos mal que lo hice porque a los pocos minutos comenzaron las turbulencias... Por suerte, no desperté hasta estar aproximándonos al archipiélago de Los Roques y ¡vaya vistas me recibieron! 
     La preocupación volvió a mi cuando vi la escasa pista donde tenía que aterrizar el avión... ¿no nos saldríamos de pista y acabaríamos amenizando? Como podéis imaginar, el capitán lo hizo sin ningún tipo de problema. Estaba claro que ese vuelo lo hacía unas cuantas veces a la semana. 
     Eran las ocho de la mañana aproximadamente y parecía que ya era mediodía ¡Qué claridad! Y mientras esperábamos la hora en que nuestra lancha nos recogiese, paseamos un poco por las desiertas calles de arena del pueblo. En realidad el pueblo está formado por cuatro calles: Maráo, Tortuga, Cojinúa y Chucho, donde se sitúan distintas posadas, alguna pequeña tienda y las casas de los habitantes de la isla. El archipiélago de Los Roques está considerado Parque Nacional y, por suerte, no se permite construir. No podéis imaginar la belleza de estos edificios bajos, pintados en colores llamativos, iluminados por un sol claro sin igual.





     Una vez que nuestra lancha nos recogió nos llevó a pasar el día a Cayo Madrisquí, donde disfruté sobremanera viendo los distintos azules del mar y viendo cómo los pelícanos se dedicaban a pescar su comida. También intenté descifrar ese nombre tan especial. Muchos de los nombres de las islas proceden de la cartografía holandesa e inglesa, "traducido" al venezolano. Así, el cayo Nordisquí procede del North East Key (Cayo Noroeste) o el Cayo Lanquí del Landky (Cayo Largo) y está claro que Mosquitoquí debía de estar plagado de mosquitos en sus mejores tiempos. Pero ¿y Madrisquí? ¿Madrid Key (Cayo Madrid)? Y lo que tampoco llegué  nunca a comprender fue a la pareja de venezolanos que teníamos como compañeros de viaje que se pasaron todo el día jugando al Come-Cocos, cada uno en su Blackberry, sin apenas dirigirse la palabra. 
     Finalmente, tras comer algo, nos dedicamos a dar un paseo por la isla y llegamos a la otra punta donde cruzando por encima de una barrera coralina llegamos a otra islita donde había un pequeño pueblo de pescadores y donde nuestra pareja amiga había comprado la langosta más grande que yo jamás haya visto. Por supuesto, estas casitas nada tenían que ver con las casas de Gran Roque; más bien eran chozas de madera, golpeadas incansablemente por el sol, pero verdaderamente tenían su encanto.


     Después de pasar un rato con unos pescadores, volvimos a coger la lancha y esta vez nos llevaron a recorrer distintos cayos, como Bajo Fermín y Bajo Fabián, hasta que, finalmente, volvimos a Gran Roque a esperar nuestro avión de vuelta a Caracas. Y durante este tiempo yo no hice más que disfrutar de sus aguas cálidas, teñidas de azul, y de la tranquilidad que nos rodeaba por todas partes.

     Si alguna vez tenéis la oportunidad de viajar a Venezuela, no os olvidéis de pasar por Los Roques. Un lugar virgen, donde estás rodeado de pelícanos y gaviotas por doquier, y donde tu máxima distracción  es disfrutar de las vistas del mar y de una buena conversación, si, como a mi, el buceo te produce un poco de agobio.







PD: Quiero agradecer desde aquí a Vivi y a su familia por haberme permitido conocer tan bonito lugar y por haberme abierto las puertas de su casa en Valencia (Venezuela)

10 comentarios:

LaCaprichossa dijo...

OMG!! es realmente preciosooooo ¡¡teletransporte ya!! jajajajaja ;D

Una Chica Como Cualquier Otra dijo...

Nena, estas playas han de ser visitadas. Lo mejor de todo es que no están masificadas y se disfruta como en pocos sitios. También podría hablar de Morrocoy pero el problema de Morrocoy es que está masificado y aunque igualmente es bellísimo, si vas en temporada alta, se parece a Ibiza en cantidad de gente y barcos.

Pero si tienes la oportunidad de viajar a Venezuela, cualquier elección no te defraudará. Cada lugar tiene su encanto y disfrutarás de unas aguas azules y cristalinas. Y la gente es un encanto.

Besitos!!

San y Pimienta dijo...

WOW!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Amo el oceano mas que cualquier otra parte de la naturaleza. Que fotos tan increibles! Que fuerte estar viendolas tumbada frente a la chimenea! Divinas!!!!! Venezuela esta entre mis destinos a visitar (la lista es infinita...jajaja!)

Una Chica Como Cualquier Otra dijo...

En breve te pondrás el bikini y las demás seguiremos con los guantes y la bufanda....jeje
Mil kisses

Juan Mercader dijo...

Precioso lugar, esas aguas turquesas tan sugerentes te invitan a soñar. Saludos

Una Chica Como Cualquier Otra dijo...

Si yo conseguí estas fotos sin tener ni idea y mi sencilla cámara, imagínate lo que podrías conseguir tú.

Saludos, Juan. Gracias por tu visita :)

Wild Style Magazine dijo...

Que maravilla... y cuanta envidia me esta entrando (de la sana ehhh!) jajaja Precioso y descrito maravillosamente!!

Una Chica Como Cualquier Otra dijo...

Gracias, Kristy!! Y ahora todos abrigaditos hasta arriba, con guantes, bufandas y gorros...jajaja

Alicia dijo...

Justo lo que me hacía falta para tragarme las santas palabritas de "a mi me gusta el invierno" A la porra!!!! Son maravillosas las fotos seguro que fue una gozada el estar en playas no masificadas...añadámosla a la lista de sitios a visitar :)

Una Chica Como Cualquier Otra dijo...

Que conste que a mi también me gusta... pero no sé por qué me entró morriña de playa rica, rica...jajaja

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