domingo, 1 de julio de 2012 3 comentarios

Dimes y Diretes de Hollywood: la Maldición de Tom Cruise

     Estos días anda en boca de todos el divorcio de Tom Cruise y Katie Holmes. Esto lo veía muy clarito desde el principio de su relación.
     Ante todo que quede claro que lo que voy a decir es mi opinión y sólo puedo basarme en lo que he visto, oído y leído en los medios de comunicación. Por desgracia, no conozco a ninguno de los personajes de esta historia; y, además, he de confesar que si conociera a alguno de ellos, no se me ocurriría hablar de ello. Sería una tema de lealtad a mis amigos. Así que mejor que no los conozca, porque así podemos pasar un rato agradable hablando de ello.


     Y ¿por qué digo que el divorcio de Tom Cruise lo veía claro desde un principio? Hay algo en este actor que nunca me ha gustado. Lo veo oscuro, de doble fondo; y esa oscuridad es lo que le lleva a que sus matrimonios no funcionen. Quizá sea homosexual, quizá tenga una personalidad complicada, quizá su pertenencia a la Cienciología...quizá todo ello junto...

     Siempre se ha rumoreado sobre su posible homosexualidad. Si así fuese, creo que su comportamiento responde al de aquellas estrellas del dorado Hollywood en el que los actores, dirigidos por los estudios, no podían publicar su homosexualidad porque era delito. Los estudios les buscaban matrimonios de conveniencia y luego, claro está, ellos se separaban. Ejemplos de esta época dorada de Hollywood son  Rock Hudson, Anthony Perkins, Laurence Olivier,  Montgomery Clift y Cary Grant, entre otros.
     Está claro que ser gay en Hollywood vende menos y no es cosa de broma. Actores como Rupert Everett y John Barrowman afirman que confesar abiertamente la homosexualidad es una buena forma de matar una carrera para siempre y ellos saben de lo que hablan. Quizá este sea el miedo de Tom Cruise...

Cary Grant y Randolph Scott
     La personalidad de Tom se formó en el seno de una familia nómada. Viajaban constantemente por el trabajo de su padre. Único varón, junto a tres hermanas, sufrió el divorcio de sus padres, e incluso, ingresó en un seminario franciscano donde hizo voto de castidad... También estaba interesado en el deporte pero una lesión de rodilla le llevó a trasladar su interés a la actuación y dirigió sus pasos hacia Nueva York y de ahí a California y vuelta a Nueva York.
     ¿No os parece que esa infancia y juventud pueden haber formado una personalidad complicada?
     Además, Tom sufría de dislexia, tanto al leer como al escribir, lo que le incapacitó para terminar los estudios secundarios. Más problemas para el pobre Tom.


     Por si todo esto fuera poco, en su vida aparece la Cienciología, que parece ser la sanadora de la dislexia del señor Cruise. Si es así, me alegro por él; pero permitidme que tenga mis dudas al respecto.
     He sido criada en una familia en la que se respetan las ideologías políticas y las creencias religiosas distintas a las nuestras. En esto, mi familia extensa es bastante plural y, por tanto, un buen ejemplo. Pero lo siento, no puedo aceptar a la Cienciología.
     No me importan sus estrategias de reclutamiento ni siquiera sus problemas con la justicia por posible estafa en banda organizada, como ocurre en Francia. Si Tom Cruise, John Travolta, Will Smith o Juliette Lewis quieren creer en que todos sufrimos los recuerdos traumáticos de unos alienígenas, o tethans, que fueron asesinados en la Tierra hace millones de años por el malvado jefe supremo Xenu, que les atrapó en un volcán y luego les hizo saltar por los aires con bombas de hidrógeno, y que por ello todos necesitamos limpiarnos de esos fantasmas parásitos de los extraterrestres, que nos visitan con sus malos recuerdos, por mí, perfecto. Y si  cada vez que acuden a una "auditación" con su ministro para hablar y  así liberarse de las experiencias traumáticas de su vidas, sueltan un montón de dinero. Por mi, sin ningún problema.
Mejor que lo gasten ahí que en drogas o alcohol, ¿no?
     Pero lo que no estoy dispuesta a respetar es a una pseudoreligión, a una secta que niega los desequilibrios químicos del cerebro y la existencia misma de las enfermedades mentales. La Cienciologia siente un profundo desprecio por la Psiquiatría y la Psicología; considera que psiquiátras y psicólogos se enriquecen mientras conspiran para envenenar a las personas con medicamentos, realizan lavados cerebrales, abusan sexualmente de sus pacientes, les quitan la identidad a sus pacientes e inventan padecimientos imaginarios.
     Tom Cruise afirma abiertamente que "los desequilibrios bioquimicos no existen"  y que, por tanto, la toma de medicamentos para los cambios de humor o síntomas cognitivos está de más. Él ofrece dieta y ejercicio para la curación de las enfermedades depresivas.
     Estas afirmaciones me parecen muy graves viniendo de una persona que no fue capaz de acabar sus estudios secundarios y en una época  en que se han visto enormes avances en el tratamiento de las enfermedades mentales. Hoy en día, muchas personas que hace años habrían sido considerados "suicidas potenciales"  pueden llevar vidas relativamente normales gracias a la multitud de fármacos que se han desarrollado. Está claro que estas drogas no funcionan para todo el mundo ni al cien por cien de efectividad, que hay que seguir investigando, pero aquellos en los que funcionan han encontrado un poco de estabilidad y tranquilidad en sus vidas.
     Como psicóloga esto no lo puedo aceptar ¿Qué pruebas ofrecen ellos de que Xenu existió? ¿de que esas bombas de hidrógeno estallaron? ¿Porque su fundador el señor Hubbard así lo dijo? Lo siento, yo necesito pruebas más tangibles.

     Y, para colmo, la Cienciología considera a la homosexualidad como una perversión y una enfermedad, clasificada como una de las peores desviaciones sexuales. Malo, malo para unos actores como Tom Cruise y John Travolta que se encuentran siempre rodeados por la sospecha de una supuesta homosexualidad...


     Y en medio de todo esto aparece Katie Holmes, una joven actriz católica, con la que se compromete a los pocos meses de conocerse, y van de evento en evento, dándose besos y arrumacos, haciendo parecer que son una pareja perfecta, de cuento; incluso tienen una niña, Suri... hasta que, de repente, un día se separan. Lo típico de los antiguos estudios de Hollywood.


     Tres matrimonios fallidos: Mimi Rogers, Nicole Kidman y Katie Holmes. Todos ellos terminados cuando sus esposas tenían 33 años. Todo esto me daría que pensar ¿Quizás una maldición? ¿33, la edad de la muerte de Cristo? No sé, pero quizá alguno de los ministros de la Cienciología tenga respuesta para ello... ¿Señor Miscavige? ¿Señor Cruise?



 
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